Fomentar el pensamiento crítico

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Fomentar el pensamiento crítico.

Preguntas para fomentar el pensamiento crítico en casa, en el aula, en los grupos de referencia social, con los abuelos, …

¿De qué modo la revolución digital, internet y las redes sociales han transformado la sociedad y las relaciones?

¿Se ha perdido la jerarquía informativa? La cultura digital ha liquidado la función prescriptora del profesional de la información, como explica el filósofo Byun-Chul Han en «En el enjambre«. Las redes sociales sitúan cualquier mensaje en un plano de equivalencia intelectual, y ya nos cuesta distinguir lo importante de lo anecdótico.

¿sabemos quién hay detrás de los canales de comunicación de masas o de las redes sociales?

¿Se conoce en la mayoría de los casos, quién nos habla? La celebrada democratización del acceso a los canales de comunicación de masas, antes privativos de una minoría profesional, ha traído como efecto inesperado el anonimato del emisor, anonimato sobre el que no existe la menor intención reguladora. Sin embargo, en la medida en que desconocemos quién nos habla, somos incapaces de intuir su intención comunicativa y de calibrar la calidad del mensaje.

¿Ahora estamos más informados que antes?

¿A más información, menos nos informamos? Asistimos a un proceso exponencial de acumulación de información que, a partir de cierto punto, se vuelve desinformación. El colapso de nuestra capacidad de asimilación provoca que, a partir de cierto punto, nuestro conocimiento no aumente de modo significativo. El lema menos es más parece que está detrás de los procesos de información.

¿con 280 caracteres se puede estar informado?

¿Estamos sometidos a la tiranía de la brevedad? El código comunicativo de Internet es la inmediatez, entre otras razones porque la atención en las pantallas es extremadamente frágil. Esta circunstancia provoca que los hechos no puedan ser tratados con la profundidad y el contexto necesarios. Asistimos a una twitterficación o fragmentación del mundo en enunciados de 280 caracteres.

¿Qué noticias leemos antes, las frívolas o las que nos influyen en nuestra toma de decisiones diaria?

¿Hay un exceso de emotivismo? La monetización de los contenidos difundidos por Internet ha desencadenado una guerra sin cuartel por la atención del usuario. Esta batalla se libra a diario con contenidos emocionales, lo que está provocando un daño colateral: que las noticias relevantes tengan menos audiencia que las frívolas.

¿Sabemos diferenciar por nosotros mismos las noticias falsas de las que no lo son?

¿Las noticias falsas nos desinforman? La propagación de bulos, de informaciones incompletas, descontextualizadas y de medias verdades merman la confianza de los ciudadanos hacia toda la información que circula por la esfera pública. Como se ha dicho muchas veces, el riesgo no es que las personas se crean eventualmente una noticia falsa, sino que dejen de creer en las noticias auténticas. En este sentido, se corre el riesgo de que un exceso de escepticismo entre los jóvenes devenga en una pérdida generalizada de la confianza en las instituciones.

¿Somos conscientes de que vemos, escuchamos o leemos varias veces las mismas noticias y no podemos dejar de hacerlo?

¿Los medios de comunicación son cajas de resonancia mediática, ecos de la información? La dieta informativa del usuario digital se elabora con los contenidos seleccionados por algoritmos opacos propiedad de compañías tecnológicas con intereses particulares. La sobreexposición de los jóvenes a unas redes sociales basadas en garantizar la homogeneidad de los contenidos mermará su capacidad crítica, al reducir la exposición a pensamientos diferentes.

¿nos dicen a cada uno lo que queremos escuchar, leer o ver?

Polarización y discursos del odio. Al perder la perspectiva que ofrece una diversidad de planteamientos, los interlocutores y en concreto los jóvenes tenderán a radicalizar los suyos propios, caldo de cultivo para los discursos del odio y la polarización ideológica.

¿puedes hablar de todo en cualquier parte sin que te pase nada?

¿Crees que estas sometido a una espiral del silencio? La llamada cultura de la cancelación genera temas de los que parece que está prohibido hablar. La autocensura implica una pérdida de libertad y una merma del pensamiento crítico, en la medida en que los jóvenes sienten miedo a salirse de la corriente dominante.

¿Cuántas horas al día pasas enganchado a alguna red social?

¿Sientes que estás sometido a la dictadura del “me gusta”? Uno de los principales riesgos para los menores es el desarrollo de su personalidad en la cultura de la aceptación y del reconocimiento constante. Los efectos sobre la autoestima son devastadores, como muestra el «The Social Dilemma» que llega a cuestionar la «adicción» a las redes y la sobredosis de «likes».

En definitiva, afrontamos tiempos convulsos y de cambios vertiginosos en todos los órdenes de la vida. Como nuestros antepasados de hace un siglo, miramos al futuro conscientes de que el mundo de ayer se desvanece y de que algo nuevo está a punto de empezar.
Somos una sociedad hiperconectada e hipermediatizada como ninguna antes en la historia. Por eso resulta perentorio fomentar el pensamiento crítico, que no supone sino madurar y, como señala Jonathan Haidt en «La transformación de la mente moderna«,  en la que nos muestra que hay tres ideas terribles que se han ido entretejiendo cada vez más en la infancia y la educación de nuestros jóvenes y que han interferido en su desarrollo social, emocional e intelectual: lo que no te mata te hace más débil; confía siempre en lo que sientes; y la vida es una batalla entre buenos y malos. Y en esas tres terribles ideas está el origen de todos sus problemas.

Siéntete libre y piensa de forma Crítica